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for (i=0; i Debo asumirlo y hacerlo público: no soy metrosexual. Cuando leí esta palabra por primera vez, como expresión de la última tendencia masculina del momento, debo reconocer que me ilusioné. ¡Por fin voy a formar parte de un colectivo de moda! ¡El tiempo y la razón me han hecho justicia! Quise gritarlo a los cuatro vientos, ¡sí, soy moderno, soy metrosexual! ¡Cuando voy en metro por las mañanas no paro de tener fantasías sexuales con las tías que van en mi vagón! ¡Siempre he querido echar un canquenete entre Manuel Becerra y Ciudad Universitaria, agarrado a un buen par de tetas para no caerme con los frenazos mientras el resto del vagón aclama mi virilidad y un grupo de colegialas de uniforme me hacen la ola! Pero no, la cruel realidad se impuso y, al seguir leyendo, me di cuenta de que metrosexual no era lo que yo pensaba. ¿Que tengo que asumir mi lado femenino y pintarme las uñas? ¿Que debo vestirme con colores tradicionalmente reservados a las mujeres (supongo que serán todos los que me parecen horteras)? ¿Que la estética gay es in y que el hecho de que mi look haga dudar de mi heterosexualidad es cool? ¡Vamos, hombre, por Dios! No niego que a un tío como Beckham le siente bien todo, hasta llevar las braguitas de su mujer, pero, señores, es que tiene truco: ¡David Beckham está bueno! ¡Así cualquiera! Beckham despierta pasiones aunque lleve puesto un saco de arpillera y se haya hecho la tonsura o coronilla. Intentemos, por un momento, hacer un gran ejercicio de imaginación e imaginémonos a nosotros mismos (y usted, [x], me comprenderá perfectamente) con el pelo con reflejos rubios en trencitas, las uñas de color pistacho y una camisetita corta que nos deja al aire el ombligo (no un ombliguito bien mono sobre una tableta de milkibar, sino ese pozo insondable de pelusillas que Dios nos ha dado). No es que despistemos sobre nuestra sexualidad, es que dejamos bien a las claras que nos gusta parecer gilipollas. Sean bienvenidas todas estas nuevas modas, que la gente se aburre mucho y en algo tiene que entretenerse. Pero, por una vez, intentemos crear tendencia desde la normalidad, desde el talante, desde el diálogo y desde la pluralidad. Animo a todos aquellos de ustedes que se quieran sumar a esta propuesta a que empiecen a hablar a sus amigas del hombre polisexual, ese joven actual, que asume su lado masculino, que ama sus defectos, que eleva a la categoría de arte ventilarse un botellín, que lleva las camisetas por fuera para disimular su lorza (no por vergüenza, sino por respeto) y que sabe encontrar la belleza en todas y cada una de las mujeres que estén dispuestas a acostarse con él, sin tener que robarles la mascarilla exfoliante. 6 de Mayo 2004 a las 11:56 AM
hoy te sales... muy bueno... juasjuasjuas... No te flipes Cutty, algunos no podemos aspirar a estar tan güenos como el Bejam ese, pero en lo q no caes, es en q tampoco debemos.
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Metrosexual... o no
Quiero u n "butillíin" como el que sacas...
O acaso quieres componer como Mozart, pintar como el Greco, etc?.
Yo personalmente, me conformo con ser mediometrosexual, es decir, parecer la mitad de mosexual, estar la mitad de güeno q Bejan, ligar la mitad que él y como buen mediometrosexual, tenerla de...., pues eso. Mantenersus viriles y recios q las modas van y vienen, pero ande esté un buen mango...